Después de 3 meses de confinamiento –que no parece mucho–, todos hemos cambiado de alguna manera nuestros hábitos. Nos hemos replanteado desde cómo bañarnos hasta nuestra alimentación y ejercicio. Hemos aprendido enseñado a ser chefs, entrenadores, maestros y limpiadores, y al mismo tiempo a apreciar cosas que antes tomábamos por hecho. La comunicación se ha incrementado entre muchas familias, desde compartir más hasta comer juntos y repartirse las tareas. Los hijos están logrando un bonding con sus padres que no obtendrían si estuvieran en el colegio. Parece ser que, cuando todo esto pase, a pesar de regresar a la normalidad, algo se quedará dentro de nosotros. Tendremos que retomar una vida social y activa, pero quedará un toque de las cosas aprendidas en la cuarentena. La unión, la cocina o las nuevas costumbres que hemos adquirido permanecerán con nosotros.
Esos pequeños cambios han implicado en muchos casos creatividad. Las costumbres arraigadas generalmente no son fáciles de romper y encontrar otras maneras de organizar nuestras vidas y hacer nuestras tareas requiere de inventiva. De este modo, la creatividad se presenta como una de las habilidades más valiosas en este mundo ya previamente cambiante pero ahora, de manera más clara, también inestable. Cuando estimulamos la creatividad, podemos encontrar más fácilmente rutas para explorar posibilidades y brindar respuestas a los desafíos que los cambios nos presentan.
Cada persona puede desarrollar su creatividad de manera diferente, pero hay aspectos que podemos reconocer como condicionantes de la creatividad, como los estímulos, los retos y el aprendizaje, entre otros. En el tema de arquitectura y diseño, estos estímulos pueden encontrarse en distintas partes, y mientras más diverso sea nuestro panorama y nuestras fuentes, mayor será la riqueza de estímulos. Para Mauricio Barillas, fundador de Domus, por ejemplo, muchos vienen de la lectura. Es lo que más lo nutre y ha dedicado la cuarentena a cultivar la lectura aún más. La introspección también juega un papel importante en la creatividad, pero la introspección es más profunda y las posibilidades de tener momentos eureka son mucho mayores cuando la mente que hace introspección cuenta con muchos conocimientos y se nutre todo el tiempo de una amplia diversidad de ideas. Durante la cuarentena, la gente está aprendiendo a meditar y ver hacia adentro, replanteándose muchas cosas y eso es muy valioso. Podemos ver este momento como un momento especial para volver a entrar en contacto con las cosas que disfrutamos y dejar que nutran nuestra creatividad. Cuando salgamos, nos inspiramos del aspecto cosmopolita y social, pero podemos aprovechar esta oportunidad de introspección ahora que nos encontramos en aislamiento.
Más allá de la introspección y la concepción de ideas, la creatividad tiene también una función práctica. Imaginar lleva a querer materializar y con ello transformar la realidad de alguna manera. Diseñar el futuro es algo humano, progresista y optimista. Las crisis siempre se han superado desde la creatividad. Desde el punto de vista de Domus, vemos un futuro en el cual la gente demandará apartamentos y viviendas con mayor calidad de ambientes privados con ciertas características naturales, lumínicas y de ventilación. Diseñar el futuro aplica a todas las profesiones y se basa en los aprendizajes que nos dejará esta crisis. Las empresas seguirán, pero tendrán influencias positivas luego de esta experiencia. En ese sentido, diseñar el futuro es un tema optimista y es una manera de ver de una manera positiva la experiencia de esta pandemia. Recordemos que luego de una guerra o una crisis viene la prosperidad, y diseñar un futuro está destinado a hacer que esa prosperidad sea posible. Se aproxima un período que nunca hemos visto en la historia, uno caracterizado por la celebración de la libertad que volveremos a tener pronto.
Comentários