Mauricio Barillas, arquitecto y fundador de Studio Domus
Desde el inicio de la pandemia surgió la pregunta de qué tendríamos que hacer para adaptarnos al cambio, cómo la situación podría influir o afectar el campo de la arquitectura y otros campos con los que se relaciona. Es fácil enfocar nuestras energías en las noticias y el bombardeo de información actual, lo que nos impide realmente enfocarnos en procesos un tanto más extensos y reflexivos como la planificación. Buscamos respuestas inmediatas cuando todos estamos viviendo una situación igualmente nueva y compleja que quizás no tenga una sola solución o respuesta. De lo que no hay duda es de que tenemos que poder adaptarnos. Con el deseo de indagar más acerca de varias posibilidades y tendencias que pueden servir de referencia para lo que venga, nos hemos reunido con varios expertos de diferentes campos profesionales y áreas del diseño a conversar al respecto. Es a través de diálogos interdisciplinares que podemos encontrar respuestas que vayan más allá de lo que acostumbramos a hacer. Además, con la conciencia de que si un campo se afecta por la crisis otros también se ven afectados. De modo que este ejercicio también constituye una forma de crear coaliciones como respuesta y plantear otras realidades, aprendiendo juntos.
EL COCOONING DESDE EL PUNTO DE VISTA FINANCIERO
Edgar Hernández, experto en economía y finanzas, opina que debemos considerar lo que está sucediendo en Guatemala desde una visión global, una conexión, que, según dice, puede ser que se fortalezca aún más después de la pandemia. Desde el punto de vista de las conductas de consumo y negocios, Edgar piensa que es probable que las principales tendencias que surjan sean tendencias de conducta humana: que tendrá que adaptarse a los cambios. Las crisis o situaciones complejas como ésta usualmente causan contracción, como resultado natural del miedo y la inseguridad vivida, por lo que las personas de adaptan siendo más cautas, no caen en comprar impulsivamente sólo porque algo está de moda o es tendencia.
Edgar expresa que “existe una preocupación acerca de la situación económica y en algunos casos presión para volver a la actividad económica. Sin embargo, no podemos olvidar que los principales actores de la economía somos las personas”. Esto significa que la velocidad de reactivación de la actividad será pautada por la capacidad de las marcas y negocios de disipar ese miedo de alguna manera, “dando confianza en cuando a lo que representan, demostrando que realmente sirven a una necesidad humana básica”, subraya. En la medida que las empresas respondan de manera humana, con confianza y seguridad a nuestras necesidades, más confiados nos sentiremos de consumir o invertir de nuevo”.
UN NUEVO ESTILO DE VIDA
En las áreas del estilo de vida, redes y comunicación, Andrea Villacorta, co-fundadora de Look Magazine, plantea que si bien el estilo de vida es diferente para cada uno, dependiendo de gustos, capacidad económica o ideología, se están viendo cambios relevantes que probablemente se queden después de la crisis o den paso a otros estilos de vida. Antes de la pandemia mucho de nuestro enfoque era el de las experiencias. Esta tendencia guiaba a los consumidores a querer gastar más en experiencias, principalmente en el exterior, que en el consumo de objetos o prendas, por ejemplo. Ahora, evidentemente, esto está cambiando. La noción de la experiencia ha sido trasladada a casa, donde cada espacio o rincón se relaciona a alguna experiencia específica. Se han ido adaptando los espacios como un nido donde existan áreas específicas para hacer ejercicio, trabajar, relajarse, etc. “Dentro del espacio hacen su estilo de vida completo”, apunta. Las redes sociales influyen mucho: un gran número de personas están viendo contenido de recetas, fitness e ideas en general sobre cómo implementar otras tendencias del estilo de vida en su hogar. En este sentido, sí podemos hablar de una tendencia clara al cocooning. Hemos aprendido a parar, a reflexionar más, a tomarnos con calma las cosas y a valorar de nuevo cosas que dábamos por sentadas o habíamos dejado de lado, como compartir con la familia o volver a casa a comer. Esto también puede significar más oportunidades para los negocios que se enfoquen en esas nuevas actividades y actitudes.
HACIA UN MUNDO DE LA MODA MÁS CONSCIENTE
Juan Manuel Alvarado es el gerente de branding de Saúl E. Méndez, lo que significa que siempre tiene que estar actualizado sobre lo que sucede en el mundo de la moda. Como alguien que usualmente se mueve entre las principales capitales de la moda, Juan Manuel indica que ya hace un tiempo se veían cambios que la pandemia ha acelerado. “Hoy vemos nuevas tendencias en el mundo de la moda, principalmente a partir de la necesidad de sentirnos protegidos”, dice. El miedo de salir a la calle, de contagiarnos o de perder a alguien cercano nos ha hecho más introspectivos. Estamos confinados físicamente pero también nos estamos pensando a nosotros mismos de manera distinta, y la moda siempre ha sido un reflejo de lo que está pasando en la sociedad. Esto significa que lo más probable es que tras esta situación la moda vaya a evolucionar de una forma dramática, es decir que marque un antes y un después. Un ejemplo que ya podemos ver es el mismo uso de las mascarillas, que se están convirtiendo en un accesorio para cuidarse que ha dado paso a propuestas desde el mundo de la moda con diseño o prints. También está surgiendo otro tipo de máscaras protectoras. Ese mismo sentido de protección está dando paso al uso de materiales que brindan seguridad, como materiales lavables, impermeables de otro modo, uso de más capas, otro tipo de mascarillas y suelas de zapatos de goma para que sean más fáciles de limpiar. Esa sensación de que tenemos que cuidarnos más seguramente va a permear en el mundo de la moda y en otras áreas del diseño.
Lo anterior implica que el ritmo de producción del llamado fast fashion se va a romper, así como la velocidad en que cambian las tendencias y se presentan nuevas colecciones. Las marcas ya entendieron que solo van a tener cuatro colecciones al año. Las tiendas no tendrán ya la inclinación por vender y vender. El modelo definitivamente va a cambiar. Ha quedado claro que las estructuras previas son insostenibles, pero el COVID-19 solo ha venido a acelerar procesos que ya venían desarrollándose, no los ha generado.
LA CRISIS COMO OPORTUNIDAD PARA LAS BIENES RAÍCES
Sarah Alzugaray es experta en bienes raíces y tiene una amplia experiencia como empresaria. Ella mira positiva la crisis para el mercado de las bienes raíces. Según expresa, las personas siguen rentando y comprando virtualmente y se siguen visitando propiedades también. Una ventaja es que los bancos no están renovando a la misma tasa que estaban los plazos fijos ahora que se están venciendo sino por menos, por lo que las bienes raíces siguen siendo una mejor opción para los inversionistas. En ese sentido, considera que viene una muy buena época para los bienes raíces.
Sarah dice que se están viendo cambios relevantes también en relación a las preferencias de las personas. “Se valora más la familia y los espacios de interacción y esto va a guiar las decisiones de compra y arrendamiento, que no se han detenido”, apunta. Al cliente al que le interesan los apartamentos le interesa que haya espacios de aire libre, jardines interiores, terrazas y balcones, así como que tenga muchas amenidades. Ahora que el ritmo de vida cambió notamos la importancia de espacios y amenidades que antes no usábamos o no compartíamos en familia.
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